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sábado, 31 de enero de 2015

Las Mil y Una Noches

Manuscrito árabe. Fuente: Wikimedia

Las Mil y Una Noches es una recopilación anónima de cuentos árabes que procede de la Península indostánica y de Persia

Las primeras referencias que se conservan de la recopilación datan del siglo X, pero ya entonces se consideraba una obra antigua. El primer comentario escrito lo realizó el erudito y viajero Abbu al-Hassan "Ali al Masudi", que viajó por toda Asia y parte de África recogiendo cuanto veía y se contaba. En una de sus obras refirió a la obra persa Mil Cuentos, popularmente conocido como Mil Noches.

Otro autor, casi coetáneo del anterior, llamado Muhamad ibn Ishaq al-Nadim realizó un comentario más detallado de los Mil Cuentos en su obra Prados de Oro. Según él, los monarcas sassánidas eran muy aficionados a los cuentos y traían a sus cortes narradores de renombrado prestigio en África y Asia, siendo un precedente de la obra persa. Estos relatores entretenían a su público, en lugares en donde normalmente reinaba un gran analfabetismo o se carecía de una lengua depurada apropiada para la escritura, para lo cual requerían suficiente arte y habilidad como para ponerlos por escrito, pero sin que se conozcan nunca los autores ya que la importancia recae siempre sobre el relato y el transmisor.

Según René R. Khawan, en realidad no había mil y una noches en la colección, el manuscrito depositado en la Biblioteca Nacional de Francia no llega a las trescientas, y que en realidad "mil y una" es sinónimo de "muchas". Pero al no haber autoría de este libro ni manuscrito apócrifo, todo el mundo añade y quita cosas. Hay historias de orígenes muy distintos, relacionadas unas con otras y que se van trasmutando con el paso del tiempo. Otro dato curioso del libro es que hay otros relatos dentro de los cuentos.


Los relatos se unieron entre sí mediante de una situación base fantaseada. El hecho real es el sultán aficionado a los relatos, y la fantasía es que, víctima del adulterio de su mujer, decide decapitar a todas las doncellas al día siguiente que se casa llevado por su odio hacia las mujeres. Finalmente Sherezade convence a su padre el visir para casarse con el rey, urdiendo una estratagema en la cual cada noche le cuenta una serie de relatos que corta al amanecer, dejando al monarca con la intriga. Para ello, se ayuda de su hermana menor o sirvienta Dinazad.

Los nombres cambiaron un poco al arabizarse los nombres de la obra persa que le sirve de precedente. Por ejemplo, el nombre de Sherezade, Shahrzād (شهرزاد) en persa, tiene muchas variantes dependiendo de la edición: Shirizad, Schehrazada, Shahrasad son algunas de esas variantes.



Anónimo. El sultán y Sherezade. Fuente: Wikimedia

Ediciones árabes

Antes de las ediciones críticas árabes y europeas, existen varias ediciones y manuscritos, los relatos se empezaron a plasmar por escrito tras la invasión mongólica. Son fragmentarios y difieren en cuanto a la extensión, redacción y unidad de la fábula. A partir de 1814, se han realizado varias ediciones. Pero éstas, con el auge del integrismo religioso, estaba estrictamente vigilado por clérigos de las universidades islámicas, olvidando episodios escabrosos y eróticos y que trataba de mantener el estatus de sultanes y visires, que el pueblo trataba de subvertir. Aparte, se cargó a los cuentos de moralejas y de otras ajenas al corpus del libro, según Khawan de versiones resumidas de Aladino o Simbad. Las ediciones son:
  1. La de El Yemení, publicada en Calcuta en dos volúmenes entre 1814 y 1818.
  2. La edición de Ha-Hbicht, publicada en Breslau en doce volúmenes (1825-1843).
  3. La edición de Mac Noghten, publicada también en Calcuta. Cuatro volúmenes de 1830 a 1842.
  4. La edición de Bulaq, publicada en El Cairo en dos volúmenes (1835). Mardrus se basó especialmente en esta para su traducción.
  5. Las ediciones de Ezbékieh, publicadas también en El Cairo
  6. La edición de los Jesuitas de Beirut, la cual amputó "todas las licencias imaginativas, escenas escabrosas y libertades verbales de los cuentistas árabes" (Tripod.com).
  7. La edición de Bombay, en cuatro volúmenes.
Mushin Mahdi realizó una edición de Las mil y una noches basándose en un manuscrito sirio del siglo XIV depositado en la Biblioteca Nacional de Francia, el cual no llega a las trescientas noches. Según él, el original recoge textos indios y sirios, pero que se fueron incorporando historias que se fueron acomodando al núcleo original, siendo los añadidos sobre todo de origen egipcio. Es considerada la más precisa y elegante de todas las ediciones árabes.

En 1986, René R. Khawan publicó en Francia una revolucionaria, y quizás definitiva, edición crítica de Las Mil y Una Noches, a partir de los manuscritos originales del siglo XIII. Esta versión no está dividida en esas noches, ya que en su opinión las ediciones europeas trataron de alcanzar como sea esa cifra, perjudicando la unidad del texto. No cuenta tampoco con los relatos de Alí Babá y los cuarenta ladrones, Aladino o Simbad el marino, que según el investigador siríaco nunca formó parte de la colección. Sin embargo, añade otros cuentos inéditos y restituye toda su carga realista y erótica.

Kawhan optó para su edición por los manuscritos orientales provenientes de Siria y Bagdad, buena parte de ellos en un manuscrito copiado en el siglo XIII y depositado en la Biblioteca Nacional de Francia. Mantiene la hipótesis de que las historias están redactadas con esmero, y con la suficiente habilidad como para mantener el aspecto de un cuento hablado, además, el redactor podría ser un habitante de Kashgar (China) llamado Hussein al Alma'i Kashgari o quizá alguno de sus hijos. Los bloques de historias están clasifidados de este modo:
  1. Damas insignes
  2. Pícaros sirvientes
  3. Corazones contrariados
  4. Pasiones viajeras
  5. El sabor del tiempo
Ferdinand Keller. Sherezade y el sultán Sachiar. Fuente: Wikimedia.
Traducciones europeas

En Europa, desde que el francés Antoine Galland las tradujo a su idioma al finales del siglo XVII, se popularizó la recopilación árabe, de tal forma que tanto viajeros como traductores tradujeron, o quizás inventaron, obras de tema y estilo parecidos, para cubrir la demanda del público. Así, cada país tradujo a su manera Las Mil y Una Noches.

Como se ha dicho antes, el primer traductor europeo fue Antoine Galland. En sus viajes, entabló amistad con un cristiano maronita residente en Turquía, quien le refirió la obra no se sabe si de palabra o le entregó el texto en árabe. De vuelta a Francia, la obra traducida fue apareciendo, formando doce volúmenes, entre 1704 y 1717. Traducción de referencia durante mucho tiempo en Europa, luego fue denostada debido a que las versiones impresas en árabe no concordaban demasiado con esta, faltando algunos de los relatos más representativos de la colección, además de haber expurgado adulterios y hechos de sangre que ocurren en el libro, y de introducir costumbres francesas en los cuentos.
Una de las traducciones más conocidas por parte de los anglosajones es la del británico Richard Francis Burton. A diferencia de otras ediciones europeas, la suya de no fue expurgada, sino que mantuvo todos los matices eróticos de los originales a pesar de haber sido publicada en la Era Victoriana, concretamente en 1885, constando de entre 10 y 16 volúmenes.

La traducción europea más rigurosa con respecto a los cuentos originales árabes es la del franco-egipcio Joseph Charles Mardrus, publicada entre 1898 y 1904. A diferencia de Galland, este traductor le da una mayor fuerza humana a la obra, Sherezade es más artista y más psicóloga, manteniendo todos los detalles eróticos o escabrosos y eliminando los detalles más recargados que añadió Galland. En una palabra, fue más respetuosa con los textos árabes que otras ediciones europeas. Aunque, según Khawan, se equivocó en las fuentes.

Entre las traducciones españolas, está la de Vicente Blasco Ibáñez, que fundamentalmente tradujo en 1916 la edición de Mardrus; la de Rafael Vansinos Asséns (1955), también traducida directamente del árabe y en cuyos comentarios recurre frecuentemente a la obra El velo de Isis de Mario Roso de Luna; la de Joan Vernet (1964), la más correcta filológicamente; y la que realizaron los arabistas de la Universidad de Barcelona Juan Antonio Gutiérrez-Larraya y Leonor Martínez, primera versión íntegra del árabe al español (Ediciones Atlanta, 1965).

Bibliografía
  1. El libro de las mil y una noches [en línea]. [S. l.]: tripod, [ca. 2010] [cons. 31/01/2015]. & lt;http://goo.gl/xIPwpx>.
  2. Geli,  Charles. Las mil y una noches sin Simbad ni Alí Babá. El País. Archivo [en línea]. [S. l.]: El País, 2007 [cons. 31/01/2015]. <http://goo.gl/HTvFum>.
  3. Las mil y una noches [en línea]. [S. l.]: Wikipedia, 2015 [cons. 31/01/2015]. <http://goo.gl/4ZCd8>.
  4. Manrique  Sabogal, Winston. En la alcoba de la primera noche de 'Las mil y una noches'. El País. Papeles perdidos. Babelia [en línea]. [S. l.]: El País, 2012 [cons. 31/01/2015]. <http://goo.gl/o5pCYY>.
  5. Prólogo. En Las Mil y Una Noches. Barcelona: Ediciones 29, 1985. Tomo I, pp. 7-8.
                 Enlace al catálogo roble.







martes, 30 de diciembre de 2014

Cuentos populares españoles (CSIC, 1946)

Fuente: Google Books

Con el material que recogió en España, Aurelio Espinosa formó una colección llamada Cuentos populares españoles publicados entre 1923 y 1926 en tres volúmentes, siendo la colección más abundante recogida en España, completada posteriormente por otros autores, como su propio hijo Aurelio Espinosa, quien publicó Cuentos populares de Castilla en 1936, o Antonio Rodríguez Almodóvar con sus Cuentos al amor de la lumbre de 1983.

Pero la labor de Espinosa no se limitó la de recoger los cuentos de hadas españoles, meritísima y fundamental para salvar del olvido el folclore español, sino que durante doce años estuvo trabajando en el estudio comparativo de los cuentos, pionero de ese género en el folclore hispánico. El folclorista es contrario a los métodos de Aarne-Thompson, de Karl Krohn y de Bolte-Polivka (González Palencia, 1946: VIII).
Cuando Espinosa estaba trabajando en sus Notas comparativas de los cuentos populares españoles, el profesor Ángel González Palencia sugirió a la Comisión de Publicaciones del CSIC que editara la obra en alguna de sus colecciones, ya que no estaba muy extendida en España. La Universidad de Standford dio su beneplácito y en 1946 se publicó Cuentos populares españoles en tres volúmenes: uno con los doscientos ochenta cuentos que el recopilador estadounidense introdujo en la obra, y los otros dos con las notas comparativas que de ellos hizo.


En la Introducción de la edición de 1923, el recopilador estadounidense hace mención en primer lugar del caudal riquísimo de cuentos y leyendas orientales que tuvo lugar desde España hacia el resto de Europa. Nombra importantes colecciones de cuentos realizadas en la España medieval, como la Disciplina Clericalis de Pedro Alfonso de Huesca, El Libro de los Engaños o Sendebar o El Conde Lucanor de Don Juan Manuel o en la Edad Moderna como Sobremesa y Portacuentos de Juan de Timoneda en el siglo XVI o el Fabulario de Sebastián Rey en el XVII (estos últimos con una transmisión literaria muy alejada de lo oral). También habla de las traducciones del Calila y Dimna (mandada por Alfonso X el Sabio), de Esopo en el siglo XV o de Bocaccio en el siglo XVI.

A continuación, Espinosa pone el acento en que los cuentos de la tradición oriental llegaron a través de los judíos y de los musulmanes, influyendo poderosamente en la cultura española cristiana y en el resto de Europa. Menciona también que esos cuentos traídos por los árabes y judíos provienen de la India. El Calila y Dimna árabe deriva de una versión persa del siglo VI, que a su vez bebe de las antiguas colecciones indias Pachatantra y Maharabata.

También menciona los estudios folclóricos llevados en España en el XIX, en opinión del autor "con mucho entusiasmo y con buenos resultados" (Espinosa, 1946: XXVI). Se fundaron varias Sociedades del folklore que se dedicaron a la investigación y publicación de materiales que a algunos investigadores les parecieron especiales. Menciona a Fernán Caballero (Fernán Caballero y Recopilaciones de Fernán Caballero), a Antonio Machado Álvarez, padre del famoso poeta, que recopiló entre 1883 y 1886 el folclore más importante de Sevilla, y a Rodríguez Marín, que recogió coplas, rimas infantiles, adivinanzas, cantares y romances. A principios del siglo XX, desaparecieron las Sociedades del folklore, desapareciendo el interés por el folclore. Espinosa denuncia la falta de una colección abundante de cuentos populares españoles para poder realizar un estudio de folclore comparativo serio.

Espinosa reserva un apartado de la Introducción para hablar del lenguaje en los cuentos populares, indicando que la colección ha mantenido fielmente el discurso de los narradores, sin transcribir fonéticamente las deformaciones del lenguaje, sino sirviéndose del alfabeto latino, usando el signo más adecuado en caso de pronunciación desviada. Las deformaciones de lenguaje más comunes que nombra Espinosa son el variaciones en el vocabulario, la expresión, el orden de las palabras y añadidura, supresión o cambio total de sonidos en la pronunciación. En la colección se ha mantenido las diferentes formas dialectales.

Aurelio Espinosa clasificó los cuentos en seis divisiones generales, cada una de ellas subdividida en otros apartados: 30 cuentos de adivinanzas, 32 cuentos humanos varios, 36 cuentos morales, 64 cuentos de encantamiento, 36 cuentos picarescos y 82 cuentos de animales.

"Parte I. Cuentos de Adivinanzas
  • A. La mata de albahaca
  • B. La adivinanza del pastor
  • C. Piel de piojo
  • D. Varios
Parte II. Cuentos humanos varios
  • A. Cuentos y leyendas
  • B. Cuentos y chistes
  • C. Latinismos populares y trabalenguas
Parte III. Cuentos morales
  • A. Los tres consejos
  • B. Almas en pena
  • C. Leyendas de santos
  • D. La leyenda de Don Juan
  • E. Varios
Parte IV. Cuentos de encantamiento
  • A. La niña perseguida
  • B. La hija del diablo
  • C. El príncipe encantado
  • D. Juan el Oso
  • E. Juan sin miedo
  • F. La princesa encantada
  • G. Varios
Parte V. Cuentos picarescos
  • A. Pedro de Urdemalas
  • B. Los dos compadres
  • C. El tonto y la princesa
  • D. Juan Tonto
  • E. Varios
Parte VI. Cuentos de animales
  • A. El lobo
  • B. La zorra
  • C. Carreras entre animales
  • D. La leyenda del sapo
  • E. Cuentos de animales varios"
(Espinosa, 1946: XXXVII-XXXVIII)

En 2009, Luis Díaz Viana y Susana Asensio Llamas realizaron una nueva edición de los Cuentos populares españoles, dado lo difícil que era de conseguir. Está disponible tanto en papel como en formato digital.

Bibliografía
  1. Aurelio M. Espinosa, padre. Pep Bruno [en línea]. [S. l.]: Pep Bruno [ca. 2009] [cons. 28/12/2014]. <http://www.pepbruno.com/index.php?option=com_content&view=article&id=363:aurelio-m-espinosa-padre&catid=45:fichas&Itemid=69&lang=es>.
  2. Espinosa, Aurelio. Introducción. En Cuentos populares españoles recogidos de la tradición oral de España. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1946, Vol. 1, pp. XXI-XXXIX. Enlace roble.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Recopilaciones de Fernán Caballero

Fernán Caballero publicó dos recopilaciones de cuentos: Cuentos y poesías populares andaluzas y Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares e infantiles. La recopiladora española intentó hacer una clasificación de los cuentos: 
  1. Cuentos didácticos: aquellos que tienen una actitud moralizante.
  2. Cuentos reideros: cuyo propósito es hacer reír y señalar la gracia y agudeza andaluzas.
Fuente: Internet Archive
Cuentos y poesías populares andaluzas: (Sevilla, 1859) en su prefacio, Fernán Caballero llama la atención de que en todos los pasíses cultos se habían recogido los cuentos, menos en España, señalando también que éste posee temas originales que no se encuentran en otros folclores. En esta recopilación, la recopiladora española se da cuenta de la universalidad de algunos cuentos y tradiciones populares. La estructura de los cuentos es casi siempre la misma: Fernán entra en casa de un campesino y le pide que le cuente un cuento. Éste accede y la recopiladora lo escucha atentamente para luego transcribirlo, centrando sobre todo la atención de que ella recopila y no copia. Los contadores son a veces ancianos, archivos vivientes de la tradición: el tío Romance (nombre simbólico que alude a los romances transmitidos oralmente), y la tía Sebastiana, su mujer y que algunas veces se queja de que no esté Juan "por las voces que tiene de buen contador" (Bravo-Villasante, 1986: 16) Los cuentos recogidos son los siguientes:
  1. Una paz hecha sin preliminares, sin conferencias, sin notas diplomáticas
  2. Un quid pro quo
  3. Tío Curro, el de la porra
  4. La oreja de Lucifer
  5. la buena y la mala fortuna
  6. Las ánimas
  7. Doña Fortuna y Don Dinero
  8. Juan Soldado
  9. Juan Holgado y la Muerte
  10. La suegra del diablo
Fuente: Web Litoral

Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares e infantiles: (Leipzig, ca. 1877) consta de dos partes: Cuentos de encantamiento y Cuentos religiosos.
  1. Cuentos de encantamiento: Fernán Caballero dio impulso al género de la literatura infantil, menoscabado e ignorado por otros autores coetáneos suyos, siendo evidente la curiosidad de la autora por el folclore infantil en todas sus manifestaciones. Los cuentos que incluye la obra habían sido publicados en un periódico infantil llamado La Educación Pintoresca. Algunos de los cuentos fueron estudiados por Aurelio Espinosa en Cuentos populares españoles (1945). Los cuentos incluidos son:
    1. La hormiguita
    2. El lobo bobo y la zorra astuta
    3. Los caballeros del pez
    4. La niña de los tres maridos
    5. Bella Flor
    6. El lirio azul
    7. El pájaro de la verdad
    8. Los deseos
    9. El pícaro pajarillo
    10. El carlanco (dos versiones)
    11. Benibaire
    12. La zorra y la vejeta
    13. El gallo y el pato
    14. La joroba
    15. El Galleguito
    16. Juan Cigarrón
    17. El zurrón que cantaba
    18. Pico, pico, a ver si me pongo rico
    19. Cuento de embustes
    20. El duendecillo fraile
    21. La gallina duende
  2. Cuentos religiosos: parece un poco extraña la intervención de elementos religiosos en los cuentos de hadas, cosa que de hecho ha objetado algún crítico. Pero Fernán Caballero zanja la cuestión diciendo que: "...esta continua intervención de las cosas santasen las que no lo son puede haber irreverencia... las candorosas y encantadoras creencias que parecen supersticiones son devota poesía nada más" (Bravo-Villasante, 1986: 16). Los cuentos incluidos son:
    1. El pan
    2. Si Dios quiere
    3. Una promesa
    4. La tentación
    5. Los dos caminitos
    6. Cuento de bruja
    7. Como le gusta al niño Dios que le pidan
    8. La Virgen costurera
    9. San Lorenzo
    10. San Pedro
    11. El holgazán
    12. Desprecio de las advertencias
    13. Creación de la golondrina
    14. ¡Señor, aquí está Juan!
    15. Adán
Bibliografía
  1. Amores, Montserrat. Los cuentos folclóricos de Fernán Caballero. Web Litoral [en línea]. [S. l.]: LitOral, 2014 [cons. 27/12/2014]. <http://weblitoral.com/estudios/los-cuentos-folcloricos-de-fernan-caballero-1>
  2. Bravo Villasante, Carmen. Introducción. En Cuentos de Encantamiento y otros cuentos populares. Madrid: José J. de Olañeta, 1986, pp. 7-23. Enlace roble